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LIMONES DEL CIELO

Actualizado: 20 dic 2020



Ciertamente que a lo largo de los años hemos escuchado el dicho… Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada. Pues la voz de Dios que hoy comparto en Mis Letras va dirigida a esas personas que sienten que no pasa un día en sus vidas, sin que tengan sobre ellos una nube con lluvia de limones.

Ese dicho encierra una gran moraleja; sin importar que, ¡sé productivo!

Un maravilloso ejemplo de vida altamente productiva lo encontramos en José, el joven hebreo que constantemente se vio rodeado de conflictos y oposiciones, vivió en carne propia la envidia y el mal trato de sus hermanos, fue abandonado, secuestrado y vendido como un esclavo, experimentó la soledad en una cisterna, en la cárcel y en un país extraño. Fue tentado sexualmente, fue calumniado, y olvidado. Sin embargo, todas estas desgracias y desventajas José las aprovechó y las transformó. José era un perfecto candidato para convertirse en maníaco depresivo, pudo haber sido un caso perfecto de estudio en manos de un siquiatra para analizar una colección de complejos, paranoias, amarguras y defectos de personalidad, sin embargo no fue así, a pesar de que nunca tuvo la oportunidad de asistir a sesiones de consejería, ni tuvo tiempo para compadecerse de sí mismo, tuvo el coraje y la osadía de transformar sus circunstancias adversas en ventajas que a la larga lo elevaron muy alto como individuo y a su vez contribuyó a bendecir una nación y a preservar su familia, de la cual vendría el Mesías.

Génesis 49:22 lo describe de la siguiente manera: “Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro”.

Ese era José, un hombre íntegro en todo el sentido de la palabra, su padre muchos años más tarde se refirió a él diciendo: Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; mas su arco se mantuvo poderoso (Génesis 49:23). José supo reconocer la soberanía y el poder de Dios, adquirió sabiduría para conocer los planes divinos y colaboró con Dios para la realización de los mismos. En muchos aspectos José es un prototipo de Aquel que dijo: «Entre tanto que el día dura me es necesario hacer las obras del que me envió» Jesucristo enseñó a sus discípulos que la verdadera grandeza estaba en servir y ser fructíferos para la gloria de Dios. Si verdaderamente queremos ser útiles instrumentos en las manos de Dios, debemos fortalecernos en las adversidades, desarrollar capacidad en el poder de Dios, someternos a su soberanía y confiar plenamente en la fidelidad de Dios.

Hay quienes nacieron cansados y medio, sobre viven de calamidad en calamidad, otros viven para culpar a los demás, en sus murmuraciones y amarguras, responsabilizan a otros de sus desaciertos. También están los imprescindibles del universo que creen que sin ellos el mundo no gira más, no faltan los que hacen algo para ser vistos y satisfacer sus ansias de reconocimiento. Y claro, aquellos que todo lo saben, y que en sus delirios de grandeza conocen de procedimientos, técnicas, estructuras, administración, estos son los ciegos que todo lo tienen claro, pero que no saben administrar sus vidas.

Pero gracias a Dios que también existen los hombres y mujeres fieles que, sin ego, ni hipocresías sirven de todo corazón y se entregan sin reservas en pro de los demás, son a prueba de todo y tienen un sólo objetivo: Obedecer al Señor en cualquier situación. Son hombres y mujeres que han experimentado el cansancio en el ministerio, pero nunca se han cansado del ministerio. Son vidas altamente productivas que no se han improvisado de la noche a la mañana, sino que se han venido forjando en la lucha honrada, contra toda lluvia de limones, en la adversidad bien enfrentada y en una bien vivida vocación de servicio.

¿Y tú? Si Dios ha permitido que lluevan limones en tu vida, no pienses en solo aprender hacer limonada y saciarte de ella. Prepárala, vende la limonada y si al siguiente día no llueve limones, ve y cómpralos; levanta una industria que produzca limonada permanentemente para tu familia y contrata a otros; pronto te verás produciendo fuentes de trabajo y servicio para muchos y nunca faltara limonada en el mundo.

Sin importar que, ¡sé productivo!

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