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ALTIBAJOS


Sobre los altibajos en el caminar es la Voz de Dios que hoy comparto en Mis Letras.


Cuando miro en retrospectiva los 24 años que he vivido en el evangelio, veo que ha habido épocas de momentos espirituales altos; o sea, experiencias del Espíritu Santo, el amor de Dios, el gozo de ver a la gente encontrarse con Jesús por primera vez, respuestas asombrosas a la oración, milagros y ver el avance del reino de Dios. Por otro lado, también hubo momentos bajos espiritualmente; experiencias de desierto, duelos, decepciones, traiciones, fracasos, tentaciones, oposición, problemas de salud y agotamiento.

Los altibajos espirituales están íntima e inevitablemente conectados al camino en el evangelio. Sin embargo, lo necesario no es llegar a esta comprensión sino a la importancia de confiar en Dios aún en nuestros momentos más bajos.


Jesús, en el momento más bajo de su vida, crucificado y abandonado, confió en que Dios lo libraría. La derrota aparente de la cruz se volvió la victoria más grande de todos los tiempos.

Jesús lo sabía todo acerca de la vida bajo presión. Experimentó momentos altibajos y algunos podemos verlos descritos en Marcos 1:9-13. En su bautismo vivió un momento espiritual muy alto. Tuvo una visión: «Vio que el cielo se abría» (v.10). Experimentó al Espíritu Santo: «El Espíritu bajaba sobre él como una paloma» (v.10). Escuchó la voz de Dios: «Se oyó una voz del cielo» (v.11). Recibió la certeza de su filiación: «Tú eres mi Hijo» (v.11); conoció en su interior el amor de Dios por él: «Eres mi Hijo amado» (v.11) y se deleitó en cómo Dios dijo: «Estoy muy complacido contigo» (v.11).

Y de ahí pasó directamente a un momento espiritual bajo en el desierto, donde fue tentado por Satanás durante 40 días (v.12).


Que no te sorprenda el ataque espiritual que sigue a las grandes experiencias espirituales. Cuando contemplo mi propia vida puedo ver que, aunque los tiempos así me parecieron muy dolorosos en el momento, ahora puedo reconocer lo importantes que fueron para prepararme y formarme en la persona que soy hoy.


Si estás en un punto bajo, recuerda que el sufrimiento no tiene la última palabra. En Jesús, la resurrección y la victoria de Dios tienen la última palabra. ¿Qué te hace pensar que será diferente para ti? Sigue confiando en Él.

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