La voz de Dios que hoy comparto en Mis Letras, va dirigida a quienes andan en el dilema fatal entre el capricho y el amor.
“Y estaba Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna.” 2 Samuel 13:2
Amnón hijo de David, planeó forzar a Tamar, su hermanastra; la cual le suplicó: «¡No cometas esta infamia!» (v.12) ofreciéndole incluso casarse con él (v.13). Lo más seguro es que Tamar estuviera intentando salir del paso como fuera, pues la ley prohibía el matrimonio con una hermanastra, así que era algo que probablemente no se hacía en aquel entonces. Amnón «no le hizo caso, sino que, aprovechándose de su fuerza, se acostó con ella y la violó» (v.14).
La Biblia no ignora el problema de la violencia y el abuso sexual. La violación, tanto como la violencia han sido siempre, y siguen siendo, un horrible crimen. Tamar lo describe como «infamia» (v.12). Es un acto de un infame «depravado» (v.13) que conduce a la «desolación» (v.20) y es un acto «vergonzoso» (v.21).
Aquí vemos un destello del terrible daño que el uso de la violencia y el abuso sexual provoca en la víctima: Tamar «se echó ceniza en la cabeza, se rasgó la túnica y, llevándose las manos a la cabeza, se fue por el camino llorando a gritos» (v.19), llenándose de «desolación» (v.20).
Inmediatamente dice qué, «el odio que Amnón sintió por ella después de violarla fue mayor que el amor que antes le había tenido» (v.15).
Esto deparó una tragedia para David y su familia.
La violencia se desata: Amnón es asesinado y Abslalón huye separándose de David (v.23–39).
Quizá sería más exacto decir que Amnón estaba «encaprichado» por Tamar; pero ciertamente no la amaba.
Una de las cosas que describe singularmente la naturaleza caída de la humanidad, es cómo estar encaprichado por alguien, puede convertirse rápidamente en odiar a alguien.
Muy a menudo vemos éstas características en todo tipo de relaciones; noviazgo, amistad, matrimonio, hijos, padres o familia y hasta en la iglesia.
Encapricharse es empeñarse en conseguir algo, sentir un gran deseo de hacer o tener una cosa, es tomar el control de algo o alguien a su modo y por la fuerza.
Desde luego, el amor de Amnón no era el verdadero amor descrito en la Palabra de Dios.
El verdadero amor no hace nada indebido y no busca lo suyo (1 Corintios 13:5).
El encaprichamiento provoca dolor y tragedia y esto no sólo en la persona encaprichada o su víctima, sino en toda su familia.
Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad. 1 Juan 3:18
Muy cierto
Amen 🔥💪🏾