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UN 2021 SIN LÍMITES

Actualizado: 31 dic 2020




No estáis limitados por nosotros, sino que estáis limitados en vuestros sentimientos. 2 Corintios 6:12 LBLA


Desde el momento que decidí escribir alguna reflexión para finalizar el 2020 y recibir el 2021; percibí en el espíritu una palabra que está retumbando en la mente de muchos en estos días; la palabra “límitado”.

Hoy parece haber un sentir de limitación; un pueblo que ha sentido que el 2020 les llevó al límite de aquello que podían alcanzar o aquello que podían resistir. Considerando que el 2020 fue un año de aparente encerramiento por la tan popular llamada "cuarentena", son muchos los que se han sentido como encadenados, en escasez y restringidos. Hay gente que se sienten como en un callejón sin salida, como en una vía en la que no hay más rutas alternas y sienten que está todo acabado, por lo que están en espera de un 2021 "limitado"


A veces es difícil entender humanamente todo lo que podemos lograr, solo por medio de la fe; y aun más cuando las circunstancias que nos rodean no son en apariencia, propicias. Cuando las malas experiencias y situaciones nos sobrecogen como un peso sobre nuestro corazón, significa que no estamos limitados por nada, ni por nadie, sino por nuestros propios sentimientos. Así lo describió Pablo: "No estáis limitados por nosotros, sino que estáis limitados en vuestros sentimientos." (2 Corintios 6:12 LBLA) Y la versión RVA1960 lo dice así: "No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón." No son los gobiernos, la gente, la iglesia, las plagas, pérdidas o dificultades quienes nos limitan, sino nuestros propios sentimientos encerrados en el corazón.


Recuerdo que ministerialmente hace unos años atrás llegué a tener la sensación de este “límite” y aunque no lo verbalicé a nadie, mi Dios sabía muy bien cómo me sentía. Así que, Dios me trajo la respuesta que necesitaba en medio de mi sentir y trajo a mí el desenlace a través de un sueño revelador.

Comencé a verme escalar una montaña muy alta, subía muy equipada con todo lo que un buen alpinista necesita para escalar; y llegando a la cima, comencé a disfrutar de todo el paisaje hermoso que le rodeaba. El Espíritu de Dios me hizo comprender lo que aquello significaba. Aquella montaña representaba el camino ministerial que había podido escalar durante años y lo bien equipada que estaba, representaban todas esas capacidades, talentos y dádivas que me habían sido dadas para lograrlo. Aquella cima era la cúspide ministerial y fue allí donde me sobrecogió la pena, la tristeza y la estrechez. Entonces me senté en el suelo, mientras le decía al Señor: “Hasta aquí he llegado. ¡Wow! Señor, pero ya no hay más para mí; ya no hay más camino” Entonces un resplandor de luz de sol me hizo notar que, frente a mí, había un cristal y que todo lo estaba viendo a través de ese cristal y escuché la voz de Dios que me dijo: “Tócalo” y cuando lo hice, aquel cristal se convirtió en una esfera del mundo que comenzó a girar hasta que se detuvo, y noté que al detenerse mi mano se encontraba sobre el mapa del estado de la Florida, E.U... Fue entonces, cuando comprendí, que lo que parecía ser mi límite, era realmente el comienzo de algo mayor.


Jesús nos dejó una poderosa palabra… “De cierto, de cierto os digo: el que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará” (Juan 14:12)

O sea, Jesús nos dejó claro que, nosotros no sólo continuaríamos haciendo lo que Él hizo, sino que haríamos aún cosas mayores.

Jesús no estaba hablando solo de los milagros, sino de una vida espiritual sin límites. En la historia de Jesús también hubo muchos momentos en los que parecía que Jesús había llegado al límite. Momentos en que estuvieron a punto de prenderlo, de apedrearlo y fue la cruz esa cúspide de la montaña ministerial, donde parecía que todo terminaba; pero fue allí donde nuestra historia, la historia de la iglesia, la tuya y la mía apenas comenzaba. Y es que las mejores cosas se encuentran más allá de nuestros límites.


Siempre hay algo más grande, más desafiante y extraordinario por lo que Jesús nos desafía a creer. Creer que llegamos al límite, sólo porque atravesemos por momentos difíciles en este mundo, es querer limitar a Dios. Y Dios siempre sobrepasa todas nuestras expectativas.

Tus mayores logros están a punto de darse a conocer. Así como Dios me hizo conocer los míos. Yo culminé con un ministerio evangelístico, pero me esperaba adelante uno pastoral.


No te acomodes, ni te conformes y no seas escaso en cualquier cosa que pidas, porque un Dios grande es honrado cuando aquellos que creen en Él, esperan cosas grandes de Él. Comienza a mirar adelante, el 2021 con ojos de fe, con la capacidad de afrontarlo; traiga lo que traiga y venga lo que venga.


Sé que ministerios comienzan a emerger y a crecer; trabajos nuevos comienzan a surgir, proyectos familiares están a punto de comenzar, milagros pronto se habrán de desatar. Este es un tiempo de transiciones mayores, para quienes creen en lo que nuestro Dios puede hacer en sus vidas, sin importar qué este pasando en la esfera del mundo.

En el 2021 continuaremos haciendo lo que Él hizo; y no sólo eso, sino que haremos aún cosas mayores.

¿Lo crees? Si es así, comparte esta reflexión con alguien más. Y deseo que tengas un poderoso y victorioso 2021 SIN LIMITES…

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