Un mensaje del Señor... “Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo...”
Números 16:47

Comenzó en un mercado en China, o eso es lo que se nos ha dicho a través de los medios. Aún no saben con exactitud cómo se desarrolló este “invisible virus” si por reptiles o por algún animal mamífero. Pero lo que sí es obvio, es que ahora es una calamidad global.
En estos meses, el Coronavirus ha tenido miles de casos y ha tomado miles de vidas alrededor del mundo. ¡Esto es muy triste! ¡Dios tenga piedad de nosotros!
El problema más grande es que la ciencia hasta ahora solo puede tomar medidas preventivas y tratar los síntomas, pero no se tiene una aparente cura.
¿Qué significa esto entonces para la iglesia? El mundo espiritual es tan o más real que el físico. Creo firmemente en que la fuerza espiritual no puede medirse y supera por mucho a la física. Si percibimos y entendemos que lo físico se debilita, es cuando debemos comprender que lo espiritual se fortalece. Cuando le damos a Dios nuestra debilidad; Él nos da su fortaleza. (2 Cor. 12:10)
Entonces, la vida espiritual que porta la iglesia y su fuerza, aunque no pueda ser medida, a través de la oración tiene un protagonismo fundamental en estos momentos y contra este virus. Ya nos han dicho lo que no debemos hacer: No reuniones, no paseos, no fiestas, no viajes, no exposiciones, etc. Además de una gran lista de síntomas y medidas a considerar.
Sin embargo, esto también ha desatado un lista larga de quejas, puntos de vista y oposiciones en todas las naciones, tanto en lo secular, como en lo religioso.
Y esto no es otra cosa que señales espirituales. Pero lo que sí podemos hacer frente a estas señales espirituales que nos ha traído este virus, es orar, sin dejar de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
En Números 14:11 leemos que Jehová le dice a Moisés: “Hasta cuándo no creerán las señales?” A partir de ahí una serie de hechos quejas murmuraciones oposiciones a Moisés y Dios, terminan desatando pestes y calamidades, hasta que Moisés le pide algo a Aaron, que leemos en Números 16:47.
Que se pusiese entre medio de los vivos y los muertos.
Así como Moisés tenemos que interceder, tenemos que detener la muerte y la única manera es orando.
Hace apenas unos días tuve una revelación, donde el Señor me permitió llegar a cierto hospital. Me disponía a visitar a los enfermos y orar por ellos. Una vez allí me encontré con una dama en la recepción. Ella, con una mirada fría me hizo saber que no podría pasar de allí.
Inmediatamente percibo ese “campo de fuerza” era transparente, o sea invisible para el ojo humano, pero visible en lo espiritual. Yo podía verlo y parparlo. Ese “campo” me impedía cumplir con el propósito de orar por los enfermos.
Luego veo llegar a mi hija, quien llegaba con la misma intención y le hice saber que no podría pasar, le expliqué lo que había dicho la mujer y le mostré lo que estaba viendo.
Ella comenzó a responderme con desagrado, con coraje y me discutía su punto de vista, mientras intentaba sobrepasar aquel “campo”.
Entonces comprendí; y le dije: “Silencio; no es con fuerza; esto es espiritual”.
Necesitamos orar y reprender. Y nos unimos en fuerza espiritual; yo reprendía con tanta intensidad que llegaba a sentir que iba a desmayar. Pero eso no sucedió; lo que sucedió fue que el “campo” explotó y pudimos pasar al otro lado sin ninguna dificultad; mientras, aquella mujer quedó inmóvil.
Pude comprender que este virus fue creado probablemente por el hombre. Por alguien frío y dominado, enviado por el reino de las tinieblas (representado por esa mujer) Por lo que no es una enfermedad o virus común, sino una enfermedad dominada por las fuerzas del mal; es un espíritu. Su propósito no es sólo el de enfermar o matar, sino también el de impedir que lleguemos a los enfermos; nos impide acercarnos a ellos y trae consigo otro espíritu de fría división. Provocando el distanciamiento, aun dentro de las congregaciones.
Ya sólo algunos; quizás treinta o sesenta y con cita previa pueden llegar a los servicios. Los demás se conectarán por las redes o medios de internet y en su mayoría, ni siquiera el mismo día u hora del servicio. Provocando todo esto falta de compromiso con Dios, división, frialdad y en muchos casos más que distanciamiento social; distanciamiento de Dios. Es toda una agenda diabólica.
Es por eso que desde que todo esto comenzó; el Señor no me ha permitido dividir la iglesia en varios servicios o por citas previas. He sido dirigida por el Espíritu a mantener la iglesia fuera del templo, en el estacionamiento, pero TODOS unidos desde sus autos. Y sin servicio por las redes sociales. Aún así, en el estacionamiento estamos ofreciendo estudios bíblicos. Así lo describe Hebreos 10:25 “...no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Quizás no todos tengan las facilidades para hacer esto, y personalmente felicito a cada pastor que ha dado la milla extra durante toda esta situación. Sin embargo, como pastores, creo que debemos esforzarnos en llevar al pueblo a la oración, al ayuno y sin dejar de congregarnos.
Oremos por las enfermos, los contagiados, los médicos, por los ancianos, para que Dios pare esta peste y para que Dios guíe a los gobernantes en tomar las decisiones correctas frente a esta pandemia.
Pero esa oración debe estar acompañada de reprensiones y ayuno. (Mateo 17:21)
No podemos seguir ignorando las señales, necesitamos creer que estamos en guerra espiritual y las guerras espirituales, sólo se ganan con armas espirituales.
“...porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Cor. 10:4-6)
“y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?”
Números 14:11
Necesitamos pararnos firmes frente a todo campo espiritual entre los muertos y los vivos y hagamos guerra, porque las puertas del hades; no prevalecerán contra la iglesia de Jesucristo. Y así como Dios me permitió ver a esa mujer paralizada; así se paralizará todo avance de reino de las tinieblas.
“Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo... ” Números 16:47
Determínenos dejar de vivir con el COVID. Oremos y ayunemos y ...
¡Dios nos dará la victoria!
Amen.