top of page

ORACIÓN EN ACCIÓN

Actualizado: hace 7 días


ree

Enseñamos tanto sobre la oración como parte de la vida cristiana que podemos caer en un pequeño error que puede ser determinante para nuestra vida. Cuando somos llamados a ponerle acción a nuestra oración; es la voz de Dios que hoy comparto en Mis Letras.

A veces pensamos que nuestra única participación en los problemas se reduce a la oración. Y desde luego, orar es indispensable en nuestra relación con Dios, tanto como en nuestros desafíos de vida. Pero hay un momento para orar y un momento para hacer.

La primera vez que me encontré con esa verdad fue leyendo sobre la salida de Israel de Egipto. Ahí están, millones de almas escapando del ejército egipcio. Sí, los que inicialmente salieron pacíficamente y hasta despojando a sus captores, ahora corren. Faraón había cambiado de parecer una vez más -vaya novedad- y ahora salía, con el ejército más poderoso de la época, a perseguir a los esclavos más indefensos de entonces. Millones, pero indefensos. Jamás habían blandido una espada, jamás habían organizado un ataque y ahora tenían detrás a una súper potencia militar.

¿Qué haría yo en lugar de Moisés? Lo mismo. Con el corazón en la garganta, con miles de pensamientos tropezando unos con otros en mi cabeza, caería de rodillas a clamar, no sólo orar, sino implorar por la vida de mi pueblo y la mía. Es lógico, he visto a Dios desplegar plagas funestas sobre Egipto. Él debe tener mi respuesta. Pues claro; oro. Sin embargo, Dios dijo a Moisés:  “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.” Éxodo 14:15


Josué viviría algo similar en circunstancias diferentes. Han pasado muchos años desde la salida de Egipto. Ahora Israel tiene un ejército temido. Acaban de pasar por Jericó “sin dejar uno con cabeza”. Curiosamente, no sucedió lo mismo con Hai, pues, aunque era un pueblo prácticamente insignificante, Israel cayó derrotado delante de ellos.

¿Qué hace Josué? Lo lógico: orar, clamar por ayuda. Ha visto a Dios hacer maravillas incontables, si alguien puede hacer algo ahora, ciertamente es Dios.

Pero leemos… “Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?” Josué 7:20


¿Qué tienen ambas circunstancias en común? Pues, en ambos casos, Dios le dice al que está clamando: “¿Qué haces orando?”

¡¿Cómo?! ¿No se supone que debemos orar sin cesar? ¡Claro! Es lo que debemos hacer siempre, pero no todo se reduce a la oración. A la oración se le añade. En estos dos casos, Dios les demanda hacer algo, ponerse manos a la obra.

Está fabuloso que oremos, pero no podemos quedarnos en eso. Es necesario orar con reconocimiento absoluto de nuestra incapacidad, pero además, hacer todo lo que esté a nuestro alcance, agotar nuestros recursos en lo que a nosotros nos corresponde.

Santiago luego dirá que la fe sin acción está muerta (Santiago 2:17), y encaja perfectamente con lo que sucede aquí para Josué y Moisés.

Hay que creer con todo el corazón, orar  sin cesar y con convicción; más como diría Pedro, esforzarnos al máximo en respuesta a las promesas de Dios.


Soñar nuevas cosas, recuperar nuestras finanzas, reconstruir un matrimonio, hallar nuestra identidad y cumplir propósitos requerirá oración, desde luego, pero también ponerle acción. Mientras oro para que Dios sane mi economía, me pongo a trabajar en lo que se presente. En tanto oro pidiendo que Dios sane mi matrimonio, doy todo de mí para amar a mi pareja como Jesús ama a la iglesia. Oro y hago. Mientras oro para que Dios abra puertas ministeriales y cumpla su propósito, me ocupo en congregarme y someterme a mis autoridades.

¿Qué estás haciendo tú que demuestre que realmente crees que Dios hará según oras? Si Jesús estuvo dispuesto a ir a la cruz para salvarte, ¿no estará dispuesto a entrar a ese pozo actual para sacarte o ayudarte a enfrentar esa guerra para librarte? Sólo falta que tú también te pongas en acción. ¿Qué debes añadir a tu oración hoy?


“…vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”

‭‭2 Pedro‬ ‭1‬:‭5‬-‭8‬

 
 
 

1 comentario


Sonia Nieves
Sonia Nieves
hace 6 días

Es que cada historia de la Biblia nos ayuda a ver cada vez las cosas con más dirección y sentido!! Gracias por dejarte usar , AMO LO QUE LEO ♥️

Me gusta
  • Facebook Basic Black
bottom of page